jueves, 25 de julio de 2013

LA BICICLETA, desde siempre y para siempre


Desde hace ya un tiempo, venimos siguiendo de cerca la historia de Romain Lecocq, un artista parisino enamorado de la restauración en todos los sentidos. Afincado en Elche desde hace tres años, tuvo la ocasión de conocer a Manuel Serrano. La pasión  de ambos por la bicicleta y  el arte de la restauración les ha llevado a tirar de ingenio, dedicación, originalidad y romanticismo a partes iguales. Esto define la filosofía de Bicicletas  El Gallo. Con el estreno de su nueva tienda taller en Elche, parecen trasladarnos al pasado para ofrecer a la bici urbana el mejor de los futuros.

Frente al mismísimo Huerto del Cura visitamos las nuevas instalaciones de Bicicletas El Gallo. Allí se encuentra uno como en casa. Romain Lecocq y Manuel Serrano nos muestran su nuevo lugar de trabajo con todo el cariño. El primero de ellos nos habla de esta nueva visión: “La idea es reutilizar y que la gente vuelva a sacar la bici que tenían en el trastero y utilizarla en la ciudad. Esas bicicletas que han sido fabricadas hace 40 años no están para tirar, al contrario. Tienen mucho encanto, han sido hechas a mano la mayoría y restauradas pueden tener una vida de 50 años más. A nosotros nos gustan las cosas antiguas, restauradas. Corresponde también al contexto de ahora: hay que ahorrar, cuidar el medio ambiente. Además, tienen un encanto especial”.




Casi al mismo tiempo, Manuel Serrano hace hincapié en el romanticismo que conlleva: “Las bicis antiguas, por ejemplo, debido a que se hacían en acero tienen una línea mucho más fina que las actuales, una belleza y una estética diferentes. Esa es la idea principal, que unimos a la idea de bicicleta urbana moderna, piñón fijo, una línea más minimalista. No tratamos con bici de deporte, es otro modo de disfrutar de la bicicleta a diario. Ir al trabajo, a comprar el pan y darse un paseíto que es una maravilla. Es un conjunto.

Dentro de ese conjunto, Romain añade que uno debe tener la posibilidad de llevar una bicicleta personalizada que hable de sí mismo con un punto de artística: “Son bicis hecha a la imagen de cada uno, no imponemos un color o un tamaño. Esto debe corresponder a la persona que la lleva. Si uno ve la vida en color de rosa, pues debe llevar una bicicleta rosa, por ejemplo. Yo he pintado cuadros, he restaurado muebles, y ahora con la bici he encontrado la creatividad que hay en cualquier otra disciplina artística. He encontrado una armonía. La bici en ese sentido me ha ofrecido una disciplina más de arte”. Ese arte, como nos explica Manuel, conlleva un proceso de restauración o de recuperación, según el cliente: “En base a la bici original, intentamos recuperar todas sus piezas para dejarla como estaba originalmente o se puede hacer una recuperación con piezas nuevas y actualizarla: un sillín nuevo o un manillar más atractivo. La adaptamos a lo que deseen. Más ocio o más deporte, nosotros sugerimos pero siempre a gusto de la gente”.

Además, la nueva tienda taller en un enclave histórico de Elche, es un motivo más de orgullo: “Hemos mantenido toda la estructura del local original y aquí ocurre igual que con las bicicletas. Hemos recuperado algo que ya tenía vida y si todo va bien le daremos vida por muchos años más. Gracias también al señor Agustín de Toledo, un hombre entrañable de 85 años que se jubilaba después de dedicarse toda su vida a esto. Ahora seguimos el trabajo que él hacía en su taller y tendríamos el gusto de invitarle a que viera esto. Ojalá pueda visitarnos”.

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